Todo comenzó en una heladería. Un día después de la escuela, decidí pasar a ver como iban con la apertura de la tienda. Al llegar, me encontré a dos clientes sentados comiendo su helado. Revisé el total de ventas para ver cuánto habían consumido, pero encontré el registro en ceros. Nada registrado. Muy discretamente me acerqué con ellos y les pregunté cómo los habíamos atendido y el precio que habían pagado por su helado. Me alejé un poco de la tienda y entré al sistema de las cámaras de vigilancia por mi celular (¡Qué suerte que el técnico acababa de ir a arreglarlas de nuevo, y estaban funcionando!). En el video, se apreciaba que los dos clientes pagaron su helado, entregaron un billete de $200, la chica les entregó cambio de su bolsillo y guardó el billete ahí. ¡No había ni tocado la terminal para registrar la venta!
En ese momento me surgieron varias preguntas:
-
¿Cuántas veces había sucedido esto?
-
¿Cómo debo manejar la situación con mi trabajadora? (De esto hablaremos en un blog posterior!)
-
¿Qué tengo que cambiar para darme cuenta si vuelve a suceder?
Varios años después y con mucho esfuerzo, logramos desarrollar una serie de herramientas con las que elaboramos nuestros reportes. Extraemos datos del sistema de videovigilancia, se analizan y se concentran en un reporte con imágenes en donde puedes darte cuenta si te están robando en tu negocio, además de productividad, limpieza, atención a clientes, políticas internas, uso de uniforme y mucho más.
Ahora duermo tranquilo sabiendo que mis puntos de control están siendo monitoreados de forma continua.